miércoles, 18 de febrero de 2009

Mis sentidos...


Sin zapatos, caminando por los pasillos de la casa, recorriendo la paredes con mis dedos, observando por algunos instantes en la ventana el mundo pasar... Mi mano izquierda en mi nuca, tratando de traspasar el calor del cuello a toda mi piel, mi mano derecha tocando la sombra, descubriendo por instantes las texturas de la paz... Bajo la escaleras, roso mi espalda a la pared, miro al techo buscando algun momento espectral, bajo la cabeza miro mis pies, subo mis manos, me estiro lentamente, sintiendo cada musculo estirarse, escuchando los pasos del perro alejarse. Miro hacia adelante, con el temor de que algo me pueda sorprender en tanto silencio, llego a la cocina, abro la nevera la torta del cumpleanos de un alguien que a duras penas recuerdo, meto mi dedo en ella, lo llevo a mi boca, lo saboreo lentamente, sintiendo cada grano de azucar, sintiendo el calor de las manos que molieron el cacao, para llevarme mi al extasis de los mil sabores, que en mi suele provocar. Dibujando con mi lengua en mi dedo, la mas grata sensacion de una delicia, que solo se aprecia en un bocado vespertino. Saco el dedo de mi boca, busco la jarra, coloco un vaso sobre la mesa, sirvo un poco de agua, antes de beberlo, me miro en el reflejo, unos rizos ocultos tras el alisado caliente, saboreo mis labios, y sin pensarolo dos veces, me llevo el vaso a la boca, trago a trago, pienso... Termino, camino al bano, me acerco al espejo, y ahi me veo, unas mejillas sonrojadas, un bozo lleno de chocolate regado un poco a mi mejilla, sonrio, y siento la brisa que se cuela por las ventanas, y simplemente pienso... Admiro algo ke habia dejado olvidado, algunas canas ya asomandose cerca de mi frente, con mis dedos peino mi cabello, y ahi estoy dejandome murmurar por el silencio, recordandome que los sentidos, son mis mayores companeros despues de la Sra. Soledad.


Ega

domingo, 1 de febrero de 2009

Una manana... con su compania


En mi habitación, mirando el paisaje citadino de mi ventana

suelo escribir tras el reflejo de un sol naciente

el olor a café mañanero, mis dedos perdidos en un teclado

la luna se esconde tras la grandeza de la luz, que me despierta

mis pantuflas calientan mis pies

ese olor a café, a un cigarrillo ligero a la 5.3o am

me hace viajar a través del tiempo

un tiempo que a veces pienso que jamas se movió

unos segundos que jamas transcurrieron

que estáticos se quedaron

esperando la solidaridad del recuerdo

mis pasos solidos, mis brazos tocando el techo,

dejando algunos cabellos en mi andar

mis manos en la cintura mirando por la ventana

algunos animales madrugadores capaces de sonreirme

de no mirar mi despeinado cabello

sino narrar la historia con su canto que descubren en mis ojos

termino de bajar las escaleras

sigue ese olor a café negrito, que aunque no tomo café

me gusta acompanarte mientras lo haces...

Reviso la nevera, echo un vistazo al desayuno y no hay nada en la mesa

me asomo a la cocina y ahí esta

el café, caliente y con un aroma a recién colado, pero no por ti

sino por una cafetera programada, que cada mañana me recuerda

que estoy junto a ella

la Sra. soledad
Ega

 
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